Cuando Ryan
Gosling presentó su opera
prima, Lost River, en
Cannes el año pasado la crítica del festival no tuvo piedad. De hecho consiguió
un global 32 % en Rotten Tomatoes y
en Metacritic tampoco tuvo mejor suerte.
Y la verdad que es difícil hablar de Lost River sin mencionar la falta de contenido en varios personajes, cuasi huecos. Es fácil identificar el constante homenaje al último director con el que trabajó en Drive y Only God Forgives, Winding Refn. También se encuentran muchos guiños a Malick y David Lynch, con esa impronta onírica en la narrativa.
Pero a pesar de todo esto, Gosling acierta con creces en la fotografía de la película, de la mano de Benoit Debie. Vuelve a sobresalir, y la película encuentra mucho de su fuerza, en la banda sonora a cargo de Johnny Jewel.
La música empuja y nos hunde a medida que avanza la película en ese sueño, esa pesadilla que Lost River sitúa en Detroit, cuna del lado B del sueño americano en su versión siglo XXI, una ciudad que hoy en día es un pueblo fantasma.
Gosling consigue encontrar la voz para demostrar que tiene una carrera como director promisoria por delante. Resta ver si también se podrá consolidar como un escritor.
El trailer:
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