Mad Men fue siempre una serie que me
gustó, cuando en su primera temporada Don Draper prendió un
cigarrillo, arqueó las cejas y esbozó un discurso sobre el “amor como un
producto inventado por tipos como él, publicistas, para vender productos”, se
ganó mi devoción.
Y una de las
cosas que siempre me pareció perfecta de la serie es su apertura. Esa secuencia
de 37 segundos que dice tanto sobre la historia de Draper, además
de ser un claro homenaje a Vértigo, toma una especial significación una vez
consolidada la historia.
Es una síntesis total
que funciona como una especie de advertencia o una premonición (es indudable
que tiene todo tipo de detalles simbólicos) de todo por lo que va a pasar el
personaje a lo largo de la serie.
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